Con tan solo 23 años, Milagros Costabel, una coloniense que nació ciega, ha marcado un hito personal y académico al culminar sus estudios en la prestigiosa Universidad de Harvard. Su historia es un faro de resiliencia, inspiración y acceso real a la educación inclusiva.
Un sueño improbable que se volvió real
Cuando Milagros postuló a Harvard, lo hizo con esperanza, pero sin muchas expectativas. “Fue la chance más improbable”, diría después. Cuatro meses más tarde, una carta cambió su vida para siempre: había sido aceptada con una beca completa. Matrícula, residencia, alimentación… todo cubierto. El sueño se volvía real.
“Gracias infinitas a mis padres y a mi hermano, que me apoyaron siempre y me dieron las herramientas para soñar sin límites. También agradezco a mi hermana Chloe y a mi abuela, quienes me dan fuerzas y que siempre llevo conmigo; a mi familia, amigos, a los que estuvieron desde un principio y a los que tuve la suerte de conocer en este viaje”, escribió Milagros tras su graduación.
Adaptarse a la vida universitaria en otro país, con otra lengua y en un entorno académico tan demandante, fue una hazaña en sí misma. Se perdía en los pasillos, le costaba ubicarse, y el inglés autodidacta que había aprendido en Colonia se ponía a prueba cada día. Pero no se detuvo. Sumó materias, participó en proyectos internacionales, y encontró su lugar en una comunidad diversa. Vivió incluso en la residencia donde alguna vez habitó John F. Kennedy. No lo vivió como un privilegio, sino como un recordatorio de que todo es posible.
Indio, el compañero que iluminó su camino
Indio, su perro guía entrenado por Fundappas en Uruguay, fue parte esencial de este recorrido. “Es parte de mí, esta graduación también es suya”, expresó con ternura. Juntos compartieron aulas, parques, el frío de la nieve y también una experiencia que les marcó la vida: Indio la salvó de ser atropellada en una situación de emergencia. Un acto de fidelidad, inteligencia y amor.
Un legado que inspira a toda una generación
Hoy, Milagros se proyecta más allá. Ya trabajó con Naciones Unidas en Chile y sueña con una maestría en políticas públicas. No descarta estudiar en Europa. Lo que sí tiene claro es que quiere usar su voz y su conocimiento para cambiar realidades. “Quiero dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontré”.
Desde Colonia hasta Harvard, su historia inspira. Su paso por el Liceo Departamental de Colonia, su familia, sus docentes y toda una comunidad que la vio crecer hoy celebran su logro. Porque Milagros no solo se graduó de una universidad: también venció obstáculos, rompió moldes y abrió camino para muchas otras personas.
“Gracias a mí misma, aunque sea un poco, por animarme, por postular aunque pareciese imposible, por intentar hacer lo mejor estos cuatro años y por no rendirme aún cuando el camino no era fácil y la distancia pesaba más que nunca.”
La historia de Milagros es un testimonio de que los sueños, por grandes que parezcan, están al alcance de quienes se atreven a soñar y a trabajar incansablemente por ellos. Un verdadero orgullo para Colonia y para todo Uruguay.